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jueves, 21 de octubre de 2021

Fundamentos del Arte II. La época victoriana: la casa burguesa y la moda s. XIX


La época victoriana.

La reina Victoria I ocupó el trono de Gran Bretaña entre 1830 y 1900. Los valores familiares, el amor por lo doméstico, el aprecio por lo privado, el conservadurismo fueron los valores dominantes en la época, que se exportaron a todos los países de Europa.
La vida doméstica se desarrolló también de acuerdo a dichos valores, sobre todo en las casas ocupadas por la clase burguesa, que en aquella época de auge industrial y comercial empezó a predominar sobre la aristocracia.
La casa victoriana era algo más que un lugar de residencia, se convirtió en todo un símbolo que reflejaba el éxito social y económico de la nueva clase emergente.
El estilo victoriano también influyó de forma decisiva en la decoración.
En el salón victoriano, estancia principal, el mobiliario estaría realizado en un estilo historicista. Inicialmente a la manera del célebre artesano francés André Charles Boulle (1642-1732). Boulle aprendió el oficio de su padre, y por su gran maestría fue nombrado en 1672 primer ebanista del rey Luis XIV de Francia. Sus muebles, de ricas maderas talladas con incrustaciones de concha y latón, se hicieron famosos en Gran Bretaña.
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Para los muebles victorianos se prefirió el uso de maderas oscuras, como las de caoba, palo de rosa, nogal o roble, así como la utilización de perfiles curvos y profusas y profundas tallas. El desarrollo de nuevas técnicas industriales abarató los costes, facilitando las reproducciones de estilos históricos, se posibilitó la producción de chapeados, madera curvada y mobiliario de metal. 
El papier mâché también fue una innovación material utilizado en el mueble victoriano. 
En la década de 1820 se empezó a aplicar sobre mobiliario, buscando nuevos modos de decorarlo, las incrustaciones de madreperla. Las creaciones resultantes solían ser pequeñas piezas domésticas como las escribanías y los portasobres. 

Durante los años 30 y 40 el mobiliario refleja el gusto por los estilos históricos, tan de moda en este periodo, en concreto por el estilo más apreciado: el gótico. El interés por el gótico se originó en el siglo XVIII y se desarrolló a lo largo del s. XIX. Entre 1820 y 1870 se realizaron 343 edificios, como el edificio del Parlamento (1836), convertido en el paradigma del arte neogótico. 
El neogótico llegó a su máximo esplendor gracias a August Welby Northmore Pugin (1812-1852), 

que fue diseñador junto con Charles Barry del Palacio de Westmister en estilo gótico perpendicular  y del Big Ben, en 1850. Pugin influyó en toda una generación de diseñadores. Para la Exposición Universal de Londres de 1851 preparó una sección denominada “Corte Medieval”, y lo hizo con esmero tan obsesivo que agotó su salud mental y falleció al año siguiente. Fue la máxima personalidad europea impulsora del medievalismo. 
 Este revival sin embargo utilizó el gótico con poca fidelidad, dando lugar a muebles de estructura Regencia en los que se colocaban gabletes, pináculos y tracerías sin demasiado conocimiento ni fidelidad. En cualquier caso, su esplendor y máximo desarrollo se establece entre 1860 y 1890.

El granate y el verde son los colores dominantes en los interiores victorianos de mediados de siglo. En terciopelo es el tejido elegido para tapizar el mobiliario decorado con pasamanería dorada. La consola con espejo y tablero de mármol es uno de los muebles más representativos de la época. Aunque procede de los salones de los palacios, en el s. XIX era un mueble que no faltaba en ninguna estancia importante de las casas burguesas y se destinaba a la exposición de objetos decorativos o del reloj.
El quinqué es el precursor de la moderna lámpara de mesa y solían estar realizados de bronce dorado con esferas de cristal que almacenaban el aceite que servía de combustible.
Las ventanas se vestían con visillos y terciopelo mientras que las alfombras embellecían el suelo. Por otro lado, el revestimiento de las paredes solía ser de papel impreso por cromolitografía.

La moda Inglesa del s. XIX
Por otro lado la moda inglesa del s. XIX sufrirá una evolución importante.
A principios del s. XIX, la moda femenina en Inglaterra sigue los dictados del estilo imperio francés: cinturas altas, amplios escotes y tejidos pesados de satén o terciopelo. 

empire




Pero esta tendencia no dura más allá de la década de los años veinte, pues hacia 1830, coincidiendo con la época victoriana, se produce un cambio radical en la forma de vestir: trajes con mangas voluminosas, escotes ovales que apenas dejan ver los hombros, adornos y finos bordados en la parte inferior de la falda y tejidos frecuentemente ligeros.
Durante el segundo periodo victoriano se producen dos interesantes innovaciones: el gusto por los colores solemnes, como burdeos, violeta, marrón, champán y negro, y la aparición de la crinolina.
princess dress


Hacia 1846 surge la moda de las faldas cubiertas con volantes, a veces muy numerosos, y en ocasiones confeccionados a base de varias faldas superpuestas.

Actividades. 

1. Define los siguientes conceptos: crinolina, capitoné, neogótico, revival, quinqué.
2. Busca imágenes pictóricas (retratos femeninos, escenas interiores) que reflejen el estilo y moda victoriana. 
3. Busca información sobre el movimiento "Arts and Crafts" y sus objetivos. 

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