El siglo XIX constituye una etapa especialmente agitada de la historia europea, caracterizada por profundos cambios en todos los órdenes:
- La economía está marcada por la revolución industrial, que iniciada a finales del s. XVIII, se extiende por toda Europa. Además se produce la consolidación del capitalismo industrial que provocaría tensiones sociales.
- En lo social, la vieja sociedad estamental es sustituida por la sociedad de clases, es decir, la posición que un hombre ocupa en la sociedad ya no depende de su nacimiento sino de su situación económica, de su riqueza. Es la riqueza la que otorga los derechos: a mayor poder económico, mayor poder político. Así la nobleza, salvo en algunos países, es desplazada por la burguesía que se convierte en la nueva clase dominante: la Revolución Francesa (1789) supuso el acceso de la burguesía al poder político en Francia; y las revoluciones europeas de 1830 y 1848 consolidarán su posición social. Pero, a la vez, el proletariado irá cobrando conciencia de su fuerza, canalizada por las diversas doctrinas socialistas.
La política es reflejo de las tensiones sociales. Napoleón pretendió consolidar ciertas adquisiciones de la Revolución y extenderlas por toda Europa y por otro lado provocó una reacción, tras su derrota, para restaurar el Antiguo Régimen. Sin embargo, la fuerza económica y social de la burguesía es creciente. De esta tensión entre los burgueses liberales y los monárquicos absolutistas, surgirán los citados movimientos revolucionarios de 1830 y 1848.
Paralelamente, destaca el desarrollo de los nacionalismos. Se produjeron la independencia de Grecia del Imperio Turco-Otomano y las unificaciones de Alemania e Italia de la segunda mitad del siglo. Este proceso se debe a diversas circunstancias pero, sin duda, fue favorecido por las ocupaciones napoleónicas, que desarrollaron en los pueblos el sentimiento de sus peculiaridades históricas, culturales, lingüísticas, etc.
Una gran parte de la producción romántica estuvo determinada por la necesidad de difundir exterior e interiormente una identidad nacional, como la expresión formal de una comunidad de individuos ligados por un pasado y unas costumbres comunes.
Desde un punto de vista filosófico se abre el camino el idealismo, frente al racionalismo del s. XVIII, y la exaltación del yo que rechaza límites y lucha por su libertad. Por otro lado, el liberalismo político defiende las libertades individuales y la soberanía popular, es decir, el poder reside en el pueblo, el cual lo ejerce a través de unos representantes elegidos por sufragio y dentro del marco de una Constitución.
El Romanticismo no es una simple corriente literaria, sino un amplio movimiento que abarcó diversos aspectos de la cultura y vida europeas y cuyo momento de máximo esplendor se alcanzó entre 1815 y 1848.
En primer lugar supone una crisis del racionalismo, una reacción contra el imperio de la razón: se pierde la fe en que ésta pueda explicar y ordenar el mundo, y dirigir la política, la moral, las artes...Se derrumban por tanto los valores precedentes y surge un nuevo espíritu, cuyos primeros pensadores y artistas surgen en Inglaterra y Alemania. Se pasará a reclamar el poder creador del espiritú, la importancia de la imaginación, el sentimiento y la pasión.
El paso del tiempo y la muerte se convirtieron en la extrema situación en la que se planteaban, con la mayor crudeza, los frágiles límites de nuestra existencia. En este contexto, la religión cobró una gran importancia ya que se convirtió en una necesidad dada las irrefrenables ansias de trascendencia que sintió todo romántico. Por ello se vio impulsada la pintura religiosa. Precisamente uno de los primeros grupos de artistas románticos es conocido como los Nazarenos.
El paso del tiempo y la muerte se convirtieron en la extrema situación en la que se planteaban, con la mayor crudeza, los frágiles límites de nuestra existencia. En este contexto, la religión cobró una gran importancia ya que se convirtió en una necesidad dada las irrefrenables ansias de trascendencia que sintió todo romántico. Por ello se vio impulsada la pintura religiosa. Precisamente uno de los primeros grupos de artistas románticos es conocido como los Nazarenos.
En lo estético, se rechazan las formas neoclásicas, fundadas en la razón. A lo romántico no le sirven los cánones de aquella belleza contenida, estática, equilibrada, ordenada. Deja de interesar la "armonía", la "perfección", el "equilibrio". Por el contrario se busca el dinamismo, su intensidad expresiva y su fuerza sentimental y se dará entrada a lo irracional, lo misterioso, lo sublime. Por encima de todo el "yo" del creador/artista .
Actividad.
1. Resume la situación política y social del s. XIX
2. Tras la lectura del texto, sintetiza las características de ésta época desde el punto de vista artístico.
3. Busca rasgos comunes entre la pintura y la literatura romántica
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