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domingo, 7 de octubre de 2018

Fundamentos del Arte II. T. Gericault. La balsa de la Medusa



La Balsa de la Medusa (en francés: Le Radeau de la Méduse) es una pintura al óleo hecha por el pintor y litógrafo francés del Romanticismo,Théodore Géricault entre 1818 y 1819. La pintura se terminó cuando el artista tenía únicamente 27 años, el trabajo se convirtió en un icono del Romanticismo francés. Es una pintura de formato grande (491 cm × 716 cm)
Su obra más famosa es La balsa de la Medusa, tema sacado de un acontecimiento próximo que había polarizado a la opinión pública. 

Se trata de la pérdida de la fragata Medusa, enviada al Senegal por el gobierno francés el 1816 bajo el mando del conde de Chaumareix, oficial de la armada, inactivo durante 25 años, y a cuya incompetencia se atribuía el desastre. Al producirse el naufragio, el capitán y los oficiales hicieron uso de las barcas salvavidas y abandonaron a su suerte a la marinería, a la que consideraban socialmente inferior; un grupo de 149 personas improvisó una balsa y recuperó de las aguas algunos barriles de vino, y se vieron obligados para subsistir a prácticas de canibalismo (el hacha ensangrentada -en la parte inferior derecha de la balsa- es la única referencia al canibalismo descrito por los supervivientes). Sólo 15 individuos sobrevivieron cuando la balsa fue encontrada por la fragata Argus, semanas después. Otros cinco murieron al tocar tierra. Es, pues, un cuadro de historia contemporánea construido sobre un hecho real que había estremecido a la opinión pública; el pintor se convierte, pues, en intérprete del sentimiento popular. "Ni la poesía ni la pintura podrán jamás hacer justicia al horror y la angustia de los hombres de la balsa" afirmaba Géricault.

La paleta es muy reducida, va del beis al negro pasando por los tonos pardos claros y oscuros. Consigue, de este modo, una atmósfera de tonos cálidos con colores armonizados que produce una impresión dramática de angustia y desamparo. El color dominante es el beis oscuro y apagado. Sin embargo, existe un elemento que se destaca del resto por su color: se trata de la estola rojiza que lleva el anciano que sujeta un cadáver con la mano, en la parte izquierda inferior del cuadro.
El romanticismo se caracteriza por una pincelada suelta y unos contornos imprecisos, como es el caso de este lienzo.

En cuanto a la forma y ejecución de las figuras, buscando mayor autenticidad, visitó hospitales para trazar minuciosos estudios de enfermos y moribundos, y se llevó a su estudio diversos miembros humanos procedentes del depósito de cadáveres. Pero su realidad es más poética que fotográfica: aunque mandó instalar en su estudio una reproducción de la balsa a tamaño natural y figuras de cera para moverlas a su antojo, sus náufragos no son los macilentos desdichados que lograron sobrevivir, sino los vigorosos desnudos de Miguel Angel, a quien estudió en Italia (1816-1818).

Parte de la energía de esta obra nace del movimiento de las figuras: los brazos en escorzo señalando la dirección del Argus, la emoción reflejada en los rostros y gestos de los supervivientes, las manos juntas del hombre con los cabellos peinados por el viento... Pero también de las fuerzas de la naturaleza: la vela remeda la forma de la gran ola del fondo, y con ello la agiganta y la resalta (la vela hinchada y la violencia del mar recalcan el poder destructor de la naturaleza), los cúmulos de la izquierda repiten las formas de las tumultuosos olas que se encrespan debajo.




Organiza la composición formando dos pirámides. La primera la dibujan los vientos que sostiene la vela. La segunda está formada por las figuras inferiores de los muertos, que serían su base, y se alzaría, pasando por los enfermos y moribundos, hasta la figura de la cúspide, que cobra nuevas energías ante la perspectiva del rescate. El Argus, gemelo de la Medusa, es sólo un punto minúsculo en el horizonte y hay que forzar la vista para divisarlo, como les ocurre a los náufragos; su tamaño diminuto intensifica el dramatismo del momento, ya que entra en lo posible que el buque se aleje como ya había ocurrido una vez.

Al seleccionar esa tragedia como el tema de su primer trabajo importante —una descripción (la cual no le fue encargada) de un evento reciente en esa época— Géricault conscientemente seleccionó un incidente muy conocido que pudiera generar un gran interés público y al mismo tiempo que pudiera ayudarlo a comenzar su carrera. El evento en sí fascinó al artista, y antes de comenzar a trabajar en la pintura final, emprendió una investigación intensa y produjo muchos bocetos preparativos. Entrevistó a dos de los supervivientes, y construyó un modelo detallado a escala de la balsa. Su empeño le llevó a ir a morgues y hospitales donde pudiera ver de primera mano el color y la textura de la carne de las personas agonizantes y de las que estaban muertas. Como el artista había anticipado, la pintura probó ser altamente polémica en su primera exhibición en el Salón de París de 1819, atrayendo elogios apasionados y condenas por igual.

Fuente original:   http://artecom.blogspot.com/

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